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Premio Bienal Wussmann / Arte Joven
Muestra Galería de Arte Wussmann
Noviembre 2007, Ciudad de Buenos Aires
PREMIO BIENAL WUSSMANN

Dieciocho artistas, seis muestras y un premio: un balance que va más allá de los números

El proyecto de la sala de Arte Joven tiene una historia que empezó en el 2006, cuando César Menegazzo Cané, director de la galería, Carlos Bissolino y Juan Astica seleccionaron a los primeros artistas jóvenes y organizaron dos muestras de cuatro integrantes cada vez, ese mismo año. Al siguiente, la convocatoria continuó y en el 2007 se realizaron tres muestras de arte joven con la misma modalidad y la propuesta curatorial estuvo a cargo de Laura Isola. Lejos de marcar las diferencias, propias y estimulantes que toda tarea de larga duración tiene que tener, la sala de Arte Joven evidencia una lograda continuidad. Las premisas del trabajo estaban en el comienzo y siguen presentes: el proyecto que se había lanzado ese año mantiene la gran idea de elegir, conocer, exhibir y pensar sobre artistas jóvenes desde el espacio de una galería.

Por su parte, la oportunidad de visitar los talleres, de investigar, de escribir sobre artistas menores de 35 años fue una posibilidad muy estimulante para curar las muestras y esto se pudo hacer porque el emprendimiento cultural se había pensado de la mejor manera posible: uniendo un diseño racional a la cuota necesaria de adaptación y hasta contemplando al azar.

La muestra de fin de año es un buen ejemplo para señalar dos cosas al mismo tiempo. Por un lado, el recorte que significa la selección que se estuvo haciendo desde una perspectiva amplia y conjunta, entre las carpetas que se reciben en Guzmán y la busca permanente hacia fuera. Por el otro, la fabulosa diversidad de intereses, técnicas y soportes en el que el arte joven incursiona en la pintura, la fotografía, el arte digital. La sala pretende, entonces, ser un centro de experimentación para que la instancia de exhibición de las obras siga siendo un momento de reflexión permanente. Para que las obras que allí se cuelguen entren en diálogo entre sí y con el contexto. Para que los artistas se conozcan y se potencien. Para que los críticos las vean, las analicen. Para que el público las disfrute. Una gran usina que no deje a nadie indiferente y para que nadie se quede quieto.

Ya van cinco muestras las que se llevan montadas e inauguradas en este espacio y parecía que faltaba algo.
Un premio, el Guzmán/Arte Joven, que se entregará a una obra de los artistas que participaron viene a cerrar el año y al mismo tiempo, a abrir la posibilidad de un futuro que insista que las cosas se están haciendo bien.
Justamente de ese modo que implica perdurar en los aciertos y corregir los errores.

Galería Wussmann